El drama de la familia de Melisa: «No sabemos ni cuándo la vamos a velar»
Sumidos en la incertidumbre, los Tuffner se asesoran con un abogado y buscan testigos del hecho. Cómo encontraron los vecinos de Temperley a la joven luego de ser atacada. La hipótesis de la Policía.
Hay dos signos pegados en la casa de los Tuffner, en el barrio COTEPA en Glew: un escudo del Club Atlético Temperley en la puerta, y un cartel que dice «Cerrado por duelo» en la persiana del almacén familiar. No tienen ninguna certeza sobre qué pasó con su hija Melisa, de 22 años, posible víctima de un salvaje ataque el domingo último y que falleció la mañana de este miércoles a causa de sus heridas en el Hospital Sirio-Libanés de Villa Pueyrredón. Melisa, estudiante de psicología en la UBA, debía dirigirse primero a una muestra de acrobacia en el Centro Cultural Gringo Viejo, del otro lado de la Ruta 210, a unas 30 cuadras de la casa de los Tuffner, en donde había prometido ayudar en la entrada, para luego encontrarse con su familia en la cancha del club de zona sur. No llegó a ninguna de las dos citas. En la puerta de la casa, un familiar revela desolado a Infobae: «Supuestamente, el cuerpo de Melisa sigue en el hospital. Recién hoy a las 16 nos dijeron que iban a removerle los órganos para donar. No sabemos cuándo vamos a velarla«.
La autopsia será este jueves en la morgue adjunta a los tribunales de Lomas de Zamora: sus resultados serán una clave importante para las pesquisas de la división Investigaciones de la Policía bonaerense, que aguarda la información. Aunque todavía no se constituyeron como parte querellante, un abogado les aconsejó a los Tuffner no dialogar con la prensa. No recibieron todavía una visita de la UFI N°12 de Lomas de Zamora, con la fiscal adjunta Mabel Lois a cargo del caso.
No hay una hipótesis en el living de los Tuffner, por otra parte. No hablan de un crimen pasional, por ejemplo. El mismo familiar asegura que Melisa que no tenía pareja, ni nadie que la estuviese siguiendo o vigilando. Lo que desespera a la familia, puntualmente, es la aparición de testigos: «Del momento en que apareció hay un montón de gente. Del momento en que la atacaron, nadie. Si alguien vio algo, por favor, que venga, que declare». Esperan que las pericias a la tarjeta SUBE de la joven revele algo de sus movimientos al salir de su casa. Los amigos de Melisa, por lo pronto, convocan a una marcha para reclamar justicia. Será este domingo a las 13 en el Circuito de Glew.
Los vecinos de la esquina de Gutiérrez y Ascasubi todavía hablan del tema: el charco de sangre que dejó Melisa sigue visible sobre unas piedras en la vereda, en donde apareció a media cuadra de distancia, junto a unos árboles. Un testigo que vive a pocos metros apuntó: «Oí a un auto pasar a gran velocidad. Minutos después, todo el barrio estaba en la vereda. No escuché un grito, ni nada que se parezca a un ataque. Melisa simplemente estaba ahí, tirada». Este último detalle se repite en otros testigos. El hecho no habría sido en Gutiérrez y Ascasubi, a seis cuadras del Centro Cultural Gringo Viejo. Otra voz en el barrio afirmó: «Parece como si la hubiesen dejado tirada acá. Hay un perro en cada casa, hubiesen ladrado como locos. Y los domingos viene mucha gente a visitar a sus familias. El barrio no estaba desierto.»
Melisa apareció boca abajo, con una herida abierta en la parte superior de la frente que emanaba una gran cantidad de sangre. No la socorrió una ambulancia; los vecinos alertaron a los bomberos voluntarios. «¿Cómo te llamás?», le preguntó un bombero a la joven, tratando de que recuperase la conciencia. No hubo caso. Llegó poco después al Hospital Sirio-Libanés, ya con muerte cerebral, según confirmaron autoridades del centro médico a C5N. El familiar de Melisa aseveró: «Ahí en el hospital nos dijeron que fue un asesinato».
Fuente: infobae.com