Trump y Hillary se afianzan en la carrera hacia la Casa Blanca

El magnate se impuso con holgura en Carolina del Sur. Y la demócrata venció en Nevada por 5 puntos al senador Sanders, de muy buena elección. El triunfo les da un aire vital. Jeb Bush abandonó la contienda.

Donald Trump y Hillary Clinton cosecharon anoche dos victorias fundamentales y así afianzan su liderazgo en esta apasionante carrera por la Casa Blanca que ya empieza a cobrarse víctimas importantes: tras un magro resultado, Jeb Bush tiró la toalla y renunció a sus aspiraciones presidenciales.

Para los estadounidenses ya no es un “reality show”: el magnate se ha convertido en un candidato con grandes chances de ser nominado ya que se impuso con comodidad (33,3%) en la primaria republicana de Carolina del Sur y sus rivales no logran ni siquiera acercarse. Por su parte, la ex secretaria de Estado ratificó su tradicional liderazgo entre la comunidad latina con un importante triunfo en Nevada (52,4% contra 47,5 de Bernie Sanders), que le da aire vital para lo que sigue de la competencia.

El proceso de internas para elegir a los candidatos de cada partido comenzó en el centro del país (Iowa, 1 de febrero), luego siguió en el este (New Hampshire, el 9 de febrero) y ayer las elecciones viraron al sur y al oeste, en Carolina del Sur y Nevada, dos Estados que tienen un electorado mucho más diverso que el que se había visto hasta ahora, de abrumadora mayoría blanca. En Carolina del Sur hay una fuerte proporción de afroamericanos y en Nevada de hispanos, dos sectores que cada vez son más importantes para elegir al presidente de los Estados Unidos. En ese sentido, la cita de ayer era un gran test para los candidatos.

Trump se impuso con un 34% de los votos a sus inmediatos seguidores, los senadores Marco Rubio y Ted Cruz, que se disputaban el segundo puesto con un 21%. Fue la noche perfecta para el multimillonario: él ganó con comodidad y no se consolidó ninguno de los dos posibles hombres que suenan como alternativa posible a este “outsider” acusado de xenófobo, maleducado, peligroso e impredecible, pero que sigue sumando triunfos. “Ganar es hermoso”, dijo anoche, rodeado de su familia. “Los hispanos me aman, yo los amo, lidero las encuestas”, alardeó.

Al menos por ahora, su candidatura no se ve amenazada sino que sigue con viento a favor. Además, Jeb Bush, que invirtió millones de dólares e involucró a toda su familia en la campaña en este Estado que tiene varias bases militares, soldados y veteranos, sacó un magro 9% , lo que lo llevó a renunciar anoche. Ya no habrá, como muchos vaticinaban hace pocos meses, un nuevo duelo de las dinastías Clinton–Bush.

Por la envergadura de su triunfo,  Trump, que venía de un arrolladora victoria en New Hamphsire, consiguió captar no sólo buena parte los votos de los militares sino también de los sectores ultraconservadores y religiosos que en teoría iban a votar por Cruz, el hijo de un pastor protestante. La próxima cita republicana es en Nevada, el martes, y allí el magnate tiene el desafío de enfrentar por primera vez al electorado hispano. Anoche ratificó que construirá un muro en la frontera para frenar la inmigración.

Precisamente en Nevada, donde ayer los demócratas votaron en asambleas o “caucus”, Hillary obtuvo un importante triunfo con 52,4% de los votos, mientras que Sanders ganó 47,5%. Así, Hillary pudo por fin celebrar una victoria que le permite respirar en una interna que venía complicada. Había ganado por unos votos en Iowa y perdido por una paliza de más de 20 puntos en New Hampshire. La imagen de Sanders y su “revolución socialista” había comenzado a crecer a lo largo del país y la campaña de la ex secretaria de Estado estaba seriamente preocupada sobre cómo frenar ese torbellino que tiene epicentro en la movilización de los jóvenes y también de las mujeres.

En Nevada, el 17,2% del electorado es latino y, ese sector había sido en general muy fiel a los Clinton. Si llegaba a perder en este Estado, su liderazgo dentro de esa comunidad se iba a ver muy cuestionado y podía haber tenido gran impacto en las elecciones subsiguientes. Sin embargo, Sanders no hizo una mala elección y, aunque pierde chances, aún sigue siendo un rival de cuidado.

“Algunos pueden haber dudado sobre nosotros, pero nosotros nunca dudamos de nosotros mismos”, dijo Hillary. Acompañada por su marido, el ex presidente Bill Clinton, dijo que “los estadounidenses tienen derecho a estar enojados, pero también hambrientos de soluciones de verdad”. Hillary así avanza cómoda a la próxima cita demócrata, el sábado próximo en Carolina del Sur, donde se estima que ganará con facilidad gracias al electorado afroamericano.

Fuente: clarin.com

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