Temporada 2019: Por el dólar alto, esperan un verano a pleno en la Costa: ¿cuánto costarán los alquileres?

Intendentes e inmobiliarias sugieren aumentos no mayores al 30% anual, pero no todos lo respetan. Y ya hay familias que se apuran a reservar para congelar valores. Los primeros precios.

Para muchos, esta vez, las únicas opciones serán los destinos que en tiempos de dólar “barato” quedaban relegados a las escapadas de fin de semana, antes o después de tomarse vacaciones en Brasil, Chile o Uruguay. Por eso ahora, con el dólar a esta altura del año al doble de lo que cotizaba en el verano pasado, los principales destinos de la Costa Atlántica aguardan no sólo a los fieles turistas de cada temporada, sino también a aquellos a los que esta vez las fronteras les resultarán económicamente infranqueables. Los operadores creen incluso que las estadías, como no ocurre hace años, se estirarían y alcanzarían un promedio de siete noches.

Pero para que esto ocurra saben que deben ser cuidadosos al fijar tarifas. Y, ante la posibilidad de que las buenas expectativas impulsen subas desmedidas, los operadores de turismo piden que los aumentos no superen el 30% anual. En las comunas, en tanto, buscan incluso promover una pauta más cercana al 25%, según voceros consultados.

“Pensamos que el aumento que se puede manejar es aquel que el empleado recibió en el año, no importa si la inflación es el doble”, sintetiza Oscar Gonnet, al frente de una inmobiliaria con una vasta cartera de alquileres de temporada en Mar del Plata, y concluye: “Nosotros sugerimos un 25% de aumento”.

La recomendación fue aceptada por los propietarios de departamentos más viejos, “estándar en pleno centro”, dice el martillero a Clarín, “pero los departamentos premium, con amenities y con ubicaciones de privilegio, están incrementando su valor un 30% de un año a otro”.

Esos porcentajes vienen barajándose aún antes de que el Colegio de Martilleros marplatense revele su sugerencia oficial, prevista para los próximos días. Por lo pronto, en Mar del Plata ya se cerraron algunas operaciones. “Son quienes vienen cada año y eligen la misma propiedad, y ya tiene resueltas sus vacaciones”, explicó.

Para congelar el valor, a algunos les piden cancelar ahora el total de la reserva; a otros les toman hasta el 40% de seña y les conceden pagar el resto al ocupar la propiedad.

En promedio, en estos días se paga por un departamento en el centro de la ciudad, por una quincena de enero, unos $ 20.000 para cuatro personas y con cochera.

En Pinamar ocurre algo similar. La sugerencia de las inmobiliarias es “no trasladar a un alquiler temporario el índice inflacionario”. Germán Gómez, de Balmoral Propiedades, cuenta a este diario que la mayoría acepta una suba en una franja del 25 al 30%, pero hay quienes “a rajatabla quieren aplicar el famoso 42% que se anuncia de inflación anual”, y otros que, para no quedarse atrás ante una eventual devaluación, prefieren publicar en dólares. “No es lo recomendable y de hecho son las propiedades que no están siendo solicitadas: al ver el signo ‘US$’, el interesado huye”.

En Pinamar, por el alquiler mensual de una casa en enero se piden hoy $ 120.000, o $ 66.000 la quincena. Es una casa de tres habitaciones con dependencia y cochera, para ocho personas, a una calle del centro y a cuatro de la playa.

Para sus localidades satélites, Ostende y Valeria del Mar, así como el exclusivo bosque de Cariló, el alza de los alquileres ronda el 25%. El turista que elige Pinamar o Cariló no suele ser aquel que espera el aguinaldo para cancelar pagos. Por eso, a quienes ya en estos días pretenden fijar el valor de la propiedad les exigen una seña y la cancelación 15 días después. Eso está dándose, sin quejas.

Los operadores coinciden en que la próxima temporada será fuerte. “Va a ser buena, por lo menos con más público, con mayor ocupación, sin períodos vacíos en el medio. Acá tenemos que ganar con mayor ocupación, no con precios altos y sin castigar al turista”, sostiene Gonnet. Su colega Gómez entiende que “habrá más trabajo, porque la tendencia por ahora, por lo que notamos en los primeros interesados, es que el mínimo de estadía solicitado es de siete noches”.

En Villa Gesell, con áreas renovadas en la playa y en su calle principal, las expectativas no son menores. “Se espera que termine de calmarse este clima de inestabilidad política y económica, porque apenas se calmó un poco la gente aumento el nivel de reservas”, explicó a este diario Emiliano Felice, secretario de Turismo geselino. Los incrementos en ese balneario “son razonables”, explicó, “están por detrás de la inflación proyectada”. Así, por un departamento en el centro para cuatro personas se pagará en promedio $ 1.500 por día.

“Lo que estamos notando es un interés por quedarse más tiempo. Ahora, con la barrera para viajar al exterior, el público de buen poder adquisitivo se queda y amplia su estadía. Se empiezan a ver solicitudes de reservas por siete noches como algo usual”, sostuvo.

Pinamar avanzó con la piqueta, demolió sus vetustos balnearios que ocupaban gran parte de la playa, diseñó y construyó unos modernos paradores de madera que no infieren en la naturaleza, para disfrutar de la arena y el mar a pleno.

La próxima temporada, el frente marítimo pinamarense lucirá íntegramente renovado, y sus calles principales, como la avenida Bunge, “brillarán”, anuncian. Es que la luminaria pública está siendo reemplazada por tecnología led.

La idea, sostienen, es que el balneario reluzca en las noches. Sin discotecas desde 2016 (la opción son bares y pubs), luego del cierre definitivo del emblemático boliche Ku que había dominado las noches de las últimas décadas, el balneario apuesta ahora al protagonismo de las nuevas estructuras playeras.

“Se les dará la opción a los turistas de poder extender las tardes y volverlas ‘tardes noche’, generar un ambiente de música, playa y amigos: un clima de sunset para posicionar no solo la playa de día, sino también la playa de noche con gastronomía de autor y brindar un mejor servicio”, prevén en la comuna.

Clarín

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