Corea del Norte desafía las sanciones de la ONU lanzando seis misiles

Los misiles fueron disparados por el ejercito popular norcoreano desde la localidad de Wonsan y recorrieron entre 100 y 150 kilómetros hasta caer en el mar del este. El miércoles la ONU le impuso las sanciones mas duras en 20 años.

Los misiles fueron disparados por el Ejército Popular norcoreano desde la localidad de Wonsan, al sureste del país, recorrieron entre 100 y 150 kilómetros hasta caer en el Mar del Este (Mar de Japón), informó el Ministerio de Defensa surcoreano.

De inmediato China pidió a todas las partes implicadas en el conflicto «actuar con responsabilidad» e instó a retomar las conversaciones a seis bandas, en las que además de China participan las dos Coreas, Estados Unidos, Japón y Rusia.

Seúl anunció que ya investiga la naturaleza de los proyectiles y que sus expertos estiman que podría tratarse de proyectiles KN-01, al igual que los utilizados en el último lanzamiento de este tipo en junio del año pasado, o cohetes de 300 milímetros.

De tratarse de misiles balísticos, como los KN-01, el hecho constituiría una violación de al menos cinco resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque el organismo internacional no suele actuar cuando se trata de este tipo de lanzamientos de proyectiles de corto alcance, relativamente habituales.

Rusia, en tanto, que apoyó el paquete de sanciones pidió a Estados Unidos que renuncie a sus planes de emplazar sistemas de defensa antimisiles en la península coreana para no provocar otra escalada nuclear entre Seúl y Pyongyang.

«Es inadmisible una escalada de tensión y la instigación de una carrera armamentística. Esperamos que las partes sopesen todas las implicaciones de emplazar (en Corea del Sur) complejos de defensa antimisiles estadounidenses THAAD», señaló el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso en su página web.

No obstante, Moscú, uno de los pocos aliados de Pyongyang, justificó la resolución de la ONU como «una medida forzosa después de que Corea del Norte haya ignorado durante más de diez años las exigencias del Consejo de Seguridad, que le obligan a replegar inmediatamente su programa armamentístico nuclear».

«Esperamos que la parte norcoreana saque las conclusiones correctas y vuelva a la mesa de negociaciones para resolver el problema nuclear en la península de Corea», agregó la cancillería.

Igualmente, Rusia expresó su esperanza de que la resolución de la ONU no sirva de pretexto «para empeorar la situación económica y humanitaria de los ciudadanos» norcoreanos.

Los lanzamientos de misiles son habituales como respuesta a lo que Pyonyang califica de «amenazas» procedentes del exterior, como las maniobras militares conjuntas que realizan cada año Corea del Sur y Estados Unidos en la península coreana.

El lanzamiento de hoy fue el modo elegido por Kim Jong-un para mostrar su rechazo a la resolución 2270, aprobada ayer por los 15 miembros del Consejo de Seguridad en represalia por los ensayos nuclear y de misiles llevados a cabo por Pyongyang en enero y febrero, respectivamente.

La resolución contempla castigos como la inspección obligatoria de cargamentos, restricciones en la exportación de materias primas, embargo del comercio de armas ligeras, prohibición de venta al país de combustible aeroespacial y sanciones financieras a individuos, entidades y activos norcoreanos.

Estas medidas, que buscan sofocar financieramente los programas militares norcoreanos, son las más duras impuestas hasta el momento y amenazan con golpear al país más aislado del mundo.

Beijing apoyó las sanciones, a las que siempre fue reacio por considerar que un derrumbe del gobierno de los Kim acarrearía una crisis de refugiados en su frontera y podría dar paso a una Corea unificada bajo la influencia política y militar de Estados Unidos.

La decisión tomada ayer por la ONU de endurecer las sanciones venía cobrando fuerza desde que el pasado 6 de enero, cuando Corea del Norte llevó a cabo su cuarta prueba nuclear, en la cual detonó «de forma satisfactoria» una bomba de hidrógeno, según aseguraron los medios estatales, algo que desató la inquietud internacional, pese a que la prueba fue puesta en duda.

Un mes después, el gobierno se jactó de haber lanzado un cohete de largo alcance para poner en órbita un satélite, pero que se consideró como una prueba encubierta de un misil balístico.

Ambos episodios terminaron con la paciencia Seúl, técnicamente en guerra con el Pyongyang.

Corea del Sur ordenó el cierre temporal del polígono industrial de Kaesong -una de las escasas iniciativas conjuntas entre ambos países- y volvió a emitir propaganda contra el gobierno de Kim a través de los altavoces que tiene instalados en la frontera.

Fuente: telam.com.ar

 

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