El testimonio que compromete al DJ acusado de abuso

El fiscal Campagnoli busca enjuiciar a Lucio Álvarez Lastra por atacar sexualmente a una joven en su auto tras salir de un boliche. Los relatos ante la Justicia, el encuentro la mañana después del hecho y la crisis posterior.

¿Por qué se habría de llegar a este extremo? La madrugada 9 de octubre del año pasado, el DJ y fotógrafo Lucio Álvarez Lastra, reconocido en la noche porteña y figura usual de lugares exclusivos como Jet, salió en su Peugeot 307 de la discoteca Voodoo en Palermo con una chica que conocía desde hace más de diez años, ofreciendo llevarla a su casa. Lo que ocurrió en ese auto aún es materia de debate en la Justicia. El DJ relató que ocurrió un juego de roces tras bailar sensualmente en la pista de Voodoo, que la joven se negó a continuar ante varias insistencias, que el asunto no pasó a mayores y que ella se bajó en su casa. La joven, en cambio, denunció a Álvarez Lastra por abuso sexual, algo que Lastra niega: aseguró tanto ante la Policía como en sede judicial que el DJ se abalanzó sobre ella a pesar de su resistencia, que le forzó dos dedos dentro de su vagina, que intentó practicarle sexo oral y luego penetrarla, algo que no logró al no tener una erección. Aprovechando un momento de distracción, logró escapar.
El fiscal José Campagnoli pidió que, de cara a esta situación, Lastra sea enjuiciado por abuso sexual. Confía en el testimonio de la chica: dos peritos psicológicos del Cuerpo Médico Forense aseguran que ella no presenta signos de fabulación patológica y signos de haber enfrentado un hecho traumático. Otro perito, en cambio, examinó al DJ y determinó que presenta «sobre la base de lo expuesto, un trastorno de personalidad de corte psicopático y la emergencia de conflictiva en la esfera psicosexual.» Luego de la feria judicial, se determinará si se le otorga la probation, algo que su abogado defensor pidió.
Hay un detalle clave en este relato: la joven, al momento del supuesto ataque, tenía novio. ¿Si hubiese sido una simple infidelidad, no habría sido más fácil barrerlo bajo la alfombra, callarlo? La juez del caso, Mónica Berdión de Crudo, razonó en su procesamiento del 27 de abril último: «Otro dato de relevancia que me permite aseverar la hipótesis sostenida es que no encuentro explicación para el comportamiento de Heuck en el caso de afirmarse el descargo del imputado. En efecto, en caso de haber mantenido una relación consentida con Álvarez Lastra, luce llamativamente desprolijo su accionar al llamar por Skype a su novio para que concurriera a su casa, decirle que estaba asustada, que tenía miedo, llorar frente a él…»
El caso pasó dos veces por la Sala VI de la Cámara del Crimen. En una segunda oportunidad, el juez Mario Filozof valoró que la joven ofreciera tres veces el mismo testimonio, sin cambiar su relato. La primer declaración fue el 9 de octubre mismo, a las 20:30 horas, ya con el Juzgado No. 47 de Berdión de Crudo como interventor, ante una psicóloga de la Brigada Móvil de Atención. La joven aseguró que Álvarez Lastra «insistentemente» se ofreció llevarla hasta su casa. «Una vez dentro del vehículo, éste comenzó a manosearla a pesar de varias veces decirle que no lo haga. Expresó haberse sentido muy incómoda y asustada porque Lucio no cambiaba de actitud e insistía en tocarla. Menciona que ante esta situación abusiva se bajó del auto en dos oportunidades, pero que volvió a ingresar al mismo por encontrarse en una calle desolada a las 05 horas, agregando que nunca imaginó que este conocido suyo continuara violentándola», indicó la psicóloga en su reporte.
Seis meses después, la presunta víctima declaró ante Berdión de Crudo. La familiaridad que tenía con Álvarez Lastra fue lo primero que mencionó: «Conoce a mi ex novio, fue fotógrafo de la fiesta de recibimiento de una de mis mejores amigas. Con todo esto quiero dejar el claro el nivel de conocimiento, vínculo o confianza que teníamos. Yo conocía inclusive la historia de su familia….» Ya en el auto «me insistía en que tomara una pastilla de éxtasis, que me mostró… siempre le dije que no. Con cada actitud de él, más miedo tenía y me daba más cuenta que no estaba en sus cabales… Él frenó a la vuelta del boliche, donde no había nada, hay como un descampado o un terreno, no me acuerdo bien… pero sabía que estaba cerca del boliche, entonces me bajé del auto como para volver a la disco y ahí pedirme un taxi porque no me gustaba cómo me estaba tratando», apuntó.
Eventualmente, la joven regresó al auto de Lastra y siguieron hasta la casa de la joven en Belgrano: «Apenas detuvo la marcha no me dio ni tiempo y me reclinó el asiento. Se me subió encima, creo que lo tenía todo planeado, fue todo automático. Yo tenía el teléfono en la mano, me preguntó qué estaba haciendo y me lo tira.» En ese momento, algo que consta en la causa, la joven le escribió desde su teléfono via chat de Facebook a una amiga, que la había visto con Lastra en Voodoo, en textuales palabras: «Lucio está loco. Es un enfermo.»
En ese punto de la declaración, la joven se quebró y comenzó a llorar, según el expediente. Luego, recomenzó su relato: «Tengo recuerdos de revolear las piernas por todos lados, no sé si le llegué a pegar o no, pero yo oponía la resistencia que podia y que él me dejaba… Todo habrá durado dos minutos hasta que volvió a su asiento y me decía que pare de gritar…» «Tenía mucha bronca, mal, pésimo, manoseada, confundida.»
No repitió el supuesto ataque en sí: lo había relatado seis meses ante la psicóloga de la Brigada Móvil. «Una vez en la puerta de su casa, éste (por Lastra) la sujeta e impidiéndole moverse se le tira encima, le quita su ropa interior y bruscamente introduce sus dedos en su vagina. También indicó lo siguiente: ‘Me la chupó (refiriéndose a la vagina) y me mostró su pito.» En una primera declaración ante Berdión de Crudo días después, figura que «la dicente sintió que había sacado su pene y que se lo estaba refregando por su vagina; tras lo cual intentó penetrarla.» La joven declaró su deseo de iniciar una acción penal contra Lastra. La psicóloga la secundó en su recomendación. Su bombacha, indicó la joven, quedó en el auto. También su teléfono celular.
La joven luego se lo reclamó, horas después del supuesto hecho, vía Facebook: los chats constan en el expediente. «Sos una basura. Pendejo de mierda. Me das asco y lástima. ¿A vos te parece que se trata así a una mujer?», le dijo Rosario a las 14:53 del 9 de octubre. Lastra le respondió con un pulgar para arriba, un signo de «like». La joven, antes en el chat, le había facilitado su dirección para que lo lleve. Fue el entonces novio de la joven el que bajó a recibirlo. El novio declaró ante Berdión de Crudo el 23 de abril de este año. Ese testimonio, para Campagnoli y para la jueza, resultó pivotal.
Comenzó relatando la mañana del 9 de octubre: «La llamé al celular y no atendía, después me empezó a dar apagado. Tampoco estaba conectada a Skype, era muy fuera de lo común. A eso de las 13 me escribe por Facebook que le habían robado el teléfono celular y que estaba asustada. Me pidió que fuera para la casa, entonces fui. Al llegar, ingresé porque tenía llaves. Cuando entré la encontré destruída físicamente, los ojos rojos de llorar, se la notaba agotada, más exaltada que de costumbre, se notaba que tenía miedo. Apenas entré me di cuenta que no le habían robado, que algo más le había pasado.»
Ahí, le contó que Lastra le había ofrecido llevarla a su casa, que en el Peugeot 307 «la quiso manosear», sin más detalles. No le había contado todo lo que ocurrió, según ella misma. Lastra llegó a la casa de la joven al poco tiempo después: «Le dije que iba a bajar yo a buscar el teléfono cuando llegara e iba a hablar con él y pedirle explicaciones…. Cuando llegó Lucio, tocó el timbre, bajé directo, abrí la puerta, le saqué el celular de la mano, lo arrinconé y le pregunté: ‘¿Qué carajo pasó?» Lastra le respondió: «No pasó nada, pero se bajó del auto llorando, no sé qué problema tiene.» La joven bajó en ese entonces: «Sos un hijo de puta, un asqueroso», le gritó a Lastra, relata el novio, que vio al DJ temblar y ponerse incómodo. Luego, puertas adentro, la joven le contó a su novio su historia completa. «La verdad que pasó algo muy feo y no sé cómo contártelo, porque no sé cómo vas a reaccionar.»
Más tarde en el día, la acompañó a hacer su denuncia y declarar ante la psicóloga de la Brigada Móvil: «Escuché más de lo que había pasado, pero no lo pude soportar al escucharlo y me puse a llorar. No lo aguanté y me fui afuera.» Y sigue: «Después llegaron dos amigas de ella, (una de ellas) me saludó y me dijo que su hermana había hablado con Lucio y me preguntó: ‘¿No sera invento (de ella) todo esto? Quizás es como cuando salís tomás y no te acordás de nada.’ Yo le dije que no me importaba lo que estaba diciendo, porque la conozco y en el estado en que estaba no quedan dudas que pasó algo contra su voluntad.»
La pareja se separó tiempo después del supuesto hecho. La presunta oferta de éxtasis motivó una causa por drogas que recayó en la Fiscalía No. 6 de Comodoro Py, a cargo de Federico Delgado. En sus testimonios, la denunciante refirió que otra joven le contó haber vivido una supuesta experiencia similar con Lastra. Campagnoli ordenó investigar esto, con cierto tacto típico de las investigaciones de denuncian por violación, un delito de esfera privada que debe ser denunciado por la víctima para realizar acciones penales. La denunciante, confirman fuentes judiciales, se ofreció a buscarla, para que dé su testimonio. Hasta el día de la fecha, no lo hizo.
Fuente: infobae.com

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