Cipolatti: «Después de Tan Biónica viene el fin del mundo»
Pipo Cipolatti, cantante, guitarrista y líder de Los Twist que acaba de relanzar su inclasificable libro «Lo que nunca se dijo. Conversaciones con José Retik» (Editorial Distal), cargó contra los productos musicales fogoneados por el marketing y vaticinó que «después de Tan Bionica, viene el fin del mundo».
«Hoy se escuchan fenómenos socioculturales sostenidos por gigantescos aparatos comerciales y entonces, lo que se vende, lo que abunda, no es la música sino productos musicales que dan lugar a cosas como el reggaeton o la cumbia villera», aventuró Cipolatti en diálogo con Télam.
Alejado del universo de las discográficas, retirado de los mecanismos de difusión formales y exiliado de la maquinaria del mainstream, el autor del disco «La dicha en movimiento» ofreció una mirada categórica sobre el presente de la industria: «Todo lo que llena estadios me parece una porquería».
Refugiado en su casa y dedicado tiempo completo a sus dos gemelos de 13 años, Cipolatti continúa desde el ostracismo un prolífico -y anónimo- trabajo de compositor de canciones de los más diversos géneros.
De hecho, a partir de una serie de temas pensado para chicos, decidió grabar junto al músico Andy Chango un disco para niños del que aún se desconoce el nombre que llevará ni cuándo saldrá a la venta.
Mientras tanto, como si su presencia sobre el escenario todavía fuera indivisible de su rol como líder de Los Twist, desde hace casi dos décadas Cipolatti sólo accede a presentarse en vivo cuando lo contratan de un evento o fiesta privada para reeditar los grandes éxitos de la banda que, fundada junto a Daniel Melingo, llegó a editar seis álbumes.
«Igual, si me guío por las regalías nuestro aporte a la historia del rock nacional debe haber sido muy escaso», advierte con sarcasmo. Pero luego agrega: «Me encanta que haya sucedido algo con nosotros porque todavía se nos recuerda como un grupo que marcó una época, se comenta lo que hicimos, la gente se sabe las canciones».
«En 1982, cuando empezamos, si bien todavía estábamos en dictadura yo no era un cantante contestatario: yo me divertía, mis letras mencionaban lo que pasaba pero desde un enfoque distinto porque estaba cansado de escuchar letras obvias de protesta que hablaban de la ‘yuta hija de puta’ «.
«A mi me gustaba contar otra cosa -agregó- porque, aunque siniestro, había algo pintoresco en todo ese lunfardo de los ’80 con los anteojos, autos verdes, bigotes y nucas rapadas».
«Ahora no quiero escuchar música porque hay mucho ruido en la ciudad durante el día, entonces, si tengo un poco de tranquilidad, prefiero el silencio para pensar, escribir. En casa la guitarra no está fuera del estuche», contó quien además participa con micros de humor del programa de radio de Beto Casella «Bien Levantados» (FM Pop -101.5).
Aún así, lejos de lo que podría presuponer una mirada nostálgica -y a pesar de advertir que desde hace mucho tiempo dejó de usar reloj para no registrar el paso del tiempo- el creador de «El Estudiante» afirmó que «no todo tiempo pasado fue necesariamente mejor».
Porque en medio de estas dos décadas de «hibernación» -como él las llama- que lo mantuvieron alejados del ojo público aparecieron proyectos impensados, como fue la edición de un libro en 2012 junto a su -afirma- único amigo, el psicólogo Juan José Retik.
«Cuando salió el libro lo lanzamos en una ceremonia íntima. Muy íntima. Demasiado: éramos tres personas», describe, se ríe y pretende dejar zanjada la explicación de por qué esta re-edición.
Con Retik se conocieron cuando él, psicólogo, director de la revista de Psicología de la Universidad de la Plata y fanático desbocado de Cipolatti, lo contactó para una nota. Desde aquel día se sucedieron vertiginosos intercambios vía e-mail sobre los temas más diversos.
«Empezamos a vernos seguido porque yo estaba escribiendo un libro sobre drogas, al que se sumó, en el que yo quería hablar sobre la internación forzada, la industria farmacéutica y la psiquiatría», cuenta quien también oficiara de notero del programa de Mario Pergolini «La TV Ataca».
«Hablaba de las drogas en general, pero también del negocio de los laboratorios, del negocio de la salud mental y de los centros de rehabilitación que, en realidad, son centros de suicidio asistidos», comentó. «Pero cuando terminamos el libro nos dimos cuenta que era muy difícil de vender: ¡Bagó no iba a querer auspiciarlo!».
Esos correos, en los que hablaban en forma inconexa de de Los Twist, filosofía, literatura – «un intercambio miscelánico», según Cipolatti- se convirtió en un libro inexplicable que no puede ni pretende encasillarse en un género definido: «Yo igual me quedo tranquilo: el libro no está dirigido a nadie…porque nadie lo leyó».
«De todas formas no me queda mucho más por hacer. Ya no existe el rock o lo que existe es más marginal, como lo fue en otras épocas. Igual, mientras sigan saliendo libros de Horangel podemos estar tranquilos: tenemos futuro», concluyó.
Fuente: telam.com.ar