Buceador Voltio y un emotivo concierto en »Espacio Roseti»

Por: Claudio Di Giacomo.

Si están en busca de una propuesta musical original, distinta y valiente, sin espacio para la duda, la respuesta se reduce a BUCEADOR VOLTIO, trío conformado por MATÍAS BETTI en Chapman Stick; RENZO BALTUZZI en guitarra eléctrica y PABLO BELMES en batería.
En cada uno de sus shows, BUCEADOR nos invita a sumergirnos en un océano sonoro, explorando las melodías más profundas y asombrosas en una aventura sin igual, complementado esto con un espectáculo lumínico muy particular, acorde a la versatilidad musical del trío.

En la noche del sábado, BUCEADOR VOLTIO se presentó en Espacio Roseti (Roseti 722 Chacarita, Ciudad Autónoma de Buenos Aires) un sitio que en los últimos tiempos, el trío ha tomado como parada elegida para sus conciertos.

En esta oportunidad, abrió la velada como artista invitado, un músico que sorprendió a más de uno durante su set, me refiero a GONZALO ALORAS. Nacido un 4 de octubre de 1974 en la ciudad de Rosario, Pcia. de Santa Fé, cuna de grandes artistas, GONZALO ha sabido cosechar un currículum más que interesante en lo que va de su carrera como cantante, guitarrista, pianista, bajista, compositor y productor musical.

Ha trabajado con músicos de la envergadura de Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Fito Paez, Charly García, Claudio Cardone, Guillermo Vadalá, Pedro Aznar, Javier Malosetti, Juanse, Fernando Samalea, por citar tan solo algunos. Con una voz brillante, una guitarra eléctroacústica, una pedalera, una guitarra eléctrica, una dosis de muy buen gusto para los arreglos y letras ocurrentes, con apenas un puñado de canciones GONZALO supo cautivar en gran forma a la audiencia, incluyendo a quien escribe, con canciones que hicieron principal hincapié en sus dos últimos trabajos “12” (2011) y “Digital” (2017). ALORAS lleva editados cuatro discos como artista solista, además de su primer trabajo junto a la agrupación Mortadela Rancia que data de 1994, cuatro EP’s, y ha trabajado también, en cuatro bandas de sonido y colaborado con una gran cantidad de artistas de renombre en la escena local.

Tras unos minutos de intermedio a la espera de BUCEADOR VOLTIO, en la antesala del show, resulta ineludible expresar que éste no fue uno más justamente, sino por el contrario, estuvo cargado de un ingrediente más que emotivo, marcando el regreso al escenario del stickista MATIAS BETTI, quien luego de transitar por unos meses realmente dramáticos, a raíz de un grave accidente automovilístico que casi le cuesta la vida, el destino le dio una invalorable oportunidad de ponerlo nuevamente en el sitio más cómodo, el escenario y con su compañero inseparable, el stick.

No faltó nadie a la cita, sus afectos más entrañables, familiares, amigos de la infancia, los seguidores de siempre y más público que continúa sumandose a la lista de “buceadores”. Un show enérgico, con una gran dosis de emotividad que era palpable por lo descripto con anterioridad, el público coreando el nombre “Olé, olé, olé…Mati, Mati”, sumaba un ingrediente extra a la noche, además de la acostumbrada energía que el trío transmite desde el escenario en cada presentación.

En el transcurso del show, sonaron piezas de su primer y único trabajo hasta la fecha “Antena” (2015), entre los cuales podemos destacar “Mostro”, “Buzo”, “Domador de pirañas”, el tema homónimo “Antena” y una gran versión de “Superficie”. Además el trío adelantó piezas de su próximo disco, con algunas sorpresas como “Satelite”, “Rehya”, “Saltamontañas” y “King Tuby”, entre otros.
Algunos inconvenientes técnicos surgieron durante el show, pero finalmente fueron superados y durante el transcurso de ello, la banda bien supo interactuar con el público asistente que colmó el espacio del recinto.

Un nuevo viaje, una nueva exploración hacia las profundidades sónicas desconocidas, un nuevo espacio para la improvisación, respetando las estructuras musicales pautadas con un gusto subrayable, teniendo el “talento” de cada uno de sus integrantes como denominador común, hacen de BUCEADOR VOLTIO una oportunidad latente para asistir a una experiencia disímil, desafiando toda frontera musical.

Fotografía: Gentileza de Sol Schiller.

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